Especialistas afirman que las actividades agrosilvopastoriles ayudan a mejorar la producción y la productividad de las familias rurales mediante el uso integrado y sostenible de los recursos de la unidad productiva.
Las familias rurales que buscan mejorar su bienestar pueden diversificar sus actividades hacia los sistemas agrosilvopastoriles, que les ofrece la oportunidad de desarrollar labores sustentables, y aportar a sus economías y a la conservación de los recursos naturales.
Así lo afirmaron los especialistas que participaron del tercer foro abierto virtual del proyecto de Biodiversidad y Paisajes Ganaderos Agrosilvopastoriles Sostenibles (BioPaSOS). El evento abordó el tema de resiliencia y medios de vida rurales, y fue organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) con el apoyo de la Red de Gestión de la Innovación en el Sector Agroalimentario (Red Innovagro) en el marco del proyecto BioPaSOS que lidera el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE).
Según los expertos, el sistema agrosilvopastoril permite tener una actividad económicamente rentable en el corto, medio y largo plazo, que -además de preservar y mejorar los recursos naturales- involucran la presencia de cultivos perennes y anuales, y la producción de animales bajo un sistema de manejo integral.
Además, los especialistas indicaron que la actividad agrosilvopastoril permite la rotación, el manejo de la vegetación y menores costos, y, si se incorpora la reforestación, se puede realizar con especies comerciales que generen al productor mayores beneficios económicos.
La bióloga e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Sophie Ávila, se refirió la viabilidad de promover prácticas agrosilvopastoriles como medio para mejorar el ingreso de las familias rurales.
“Un 40 % de los ingresos de los hogares rurales en América Latina y el Caribe proviene de actividades no agropecuarias, por lo que se reconoce un proceso de tercerización en las economías rurales”, afirmó.
Según la bióloga, la diversificación de las actividades en las familias rurales es un mecanismo que les permite asegurar su supervivencia e incrementar su bienestar al existir interacciones entre los capitales.
“En ese sentido, las actividades de los sistemas agrosilvopastoriles ayudan a mejorar la producción y la productividad mediante el uso integrado y sostenible de los recursos de la unidad productiva, incluyendo componentes agrícolas, pecuarias, forestales, agroforestales y familiares”, agregó Ávila.
Por su parte, la Gerente del Programa de Cambio Climático, Recursos Naturales y Riesgos Productivos del IICA, Karen Montiel, mencionó que la diversificación del portafolio familiar en sistemas productivos también genera una mayor vinculación entre sus miembros y una mayor capacidad de respuesta a diversos disturbios -como el climatológico- y les permite reorganizarse para mantener su función y estructura.
“Los sistemas agrosilvopastoriles pueden verse mejorados cuando se realizan cambios hacia sistemas resilientes y más integrales, esto permite a las familias recuperarse y mejorar a través del aprendizaje. Los modelos actuales de agricultura tienden a incluir más aspectos de sostenibilidad en la producción”, dijo Montiel.
La especialista del organismo interamericano añadió que el sistema agroforestal es un sistema de producción sostenible que sirve para el manejo de suelo, agua y vegetación como ejemplo de diversificación, pues permite ser más resiliente ante los cambios del clima, reduce la vulnerabilidad económica y social, e implica una sostenibilidad y arquitectura más diversificada.
“La capacidad de resiliencia es mejor cuando los gobiernos generan bienes públicos y facilitan las condiciones de trabajo a través de políticas eficientes y la eliminación de obstáculos regulatorios, además de proporcionar información y gestionar conocimiento”, puntualizó Montiel.
El proyecto BioPaSOS
Este proyecto promueve el uso de sistemas agrosilvopastoriles para favorecer la restauración de áreas degradadas, la productividad y los servicios ecosistémicos, reducir la vulnerabilidad al cambio climático. Es implementado por el CATIE y el IICA con el apoyo de la Red INNOVAGRO en coordinación con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).
El proyecto forma parte de la Iniciativa Internacional del Clima (IKI) y el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear financia la iniciativa en virtud de una resolución del Parlamento de la República Federal de Alemania.