Si bien la generación de empleos formales en el país presentó durante el 2019 su nivel más bajo en una década, seis estados dibujaron una tendencia diferente, es decir, incrementaron este indicador laboral respecto al 2018.
En su edición impresa de este miércoles, el diario capitalino El Economista señaló que las grandes excepciones fueron: Nayarit, Oaxaca, Campeche, Jalisco, Colima y Querétaro.
De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), debido al estancamiento económico, el año pasado, México creó 342,077 trabajos asegurados, que representó una caída anual de 48.2%, así como la menor cifra desde el 2009, cuando se perdieron 171 mil 713 plazas —año de la crisis económica y financiera.
El mayor crecimiento anual fue para Nayarit, gobernado por Antonio Echevarría García, de 558.7%, al pasar de 2,051 nuevos empleos en el 2018 a 13,509 puestos en el 2019, convirtiendo al estado en el noveno mayor generador de trabajos en todo el territorio mexicano. Sobresale este dinamismo debido a que es la economía número 30 en tamaño, con una aportación de apenas 0.7% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
A Nayarit le siguieron Oaxaca, con una variación de 556.9% (pasó de 390 a 2,562 nuevos asegurados en el IMSS en el periodo de referencia); Campeche, con 70.5% (de 4,924 a 8,395); Jalisco, con 19.9% (de 43,132 a 51,699); Colima, con 14.8% (de 3,501 a 4,018), y Querétaro, con 14.3% (de 27,177 a 31,061).
Los pilares de Nayarit en el mercado laboral son construcción y servicios sociales y comunales, que contribuyen con más de dos terceras partes del total generado. Según el Presupuesto de Egresos 2019 del estado, la inversión pública ascendió a 1,658 millones de pesos, 114.6% más en relación con los 773 millones aprobados en el 2018.
Además, de los 23,223 millones de pesos presupuestados para el ejercicio fiscal anterior, 61.6% se destinó a desarrollo social: educación (8,624 millones), salud (2,048 millones), vivienda y servicios a la comunidad (1,906 millones), protección social (1,443 millones), cultura (244 millones) y protección ambiental (28 millones).
Para Héctor Magaña Rodríguez, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, en Oaxaca y Campeche esta dinámica derivó del apoyo del sector público. “Campeche tuvo afectaciones severas en su economía tras la caída en el precio del petróleo, buscó generar oportunidades laborales en otras disciplinas diferentes a la extracción del hidrocarburo. Oaxaca continúa como una de las entidades con menor desarrollo económico y el apoyo público se enfocó en actividades primarias, lo que dio oportunidades en el campo”, mencionó.
Jalisco y Querétaro inyectaron incertidumbre a los inversionistas extranjeros; el primero apostó por agroindustria y electrónica, particularmente, y el segundo, por los sectores automotriz y aeroespacial. La estrategia de Colima se encaminó en infraestructura tanto portuaria como carretera.
También destacaron Guerrero y Tabasco, ya que después de perder empleos en el 2018, el año pasado exhibieron cifras positivas.
La entidad liderada por Héctor Astudillo Flores, que recientemente se unió con Michoacán, Colima y la Iniciativa Privada para conformar la Alianza del Pacífico, que busca ser la región con la mejor plataforma logística portuaria del país, registró 1,756 empleos nuevos en el 2019, cuando en un año antes sufrió la destrucción de 5,237 trabajos.
Mientras Tabasco, cuyo gobernador Adán Augusto López Hernández recibió un estado dañado por la crisis petrolera que inició a mediados del 2014 por la caída en los precios del crudo y de la producción de hidrocarburos (44.5% de su PIB corresponde a minería petrolera, aunque la mayor proporción es de Campeche, con 74.5%), creó 5,644 plazas, tras acumular una pérdida 35,427 empleos entre el 2015 y el 2018.
Ambos estados dirigen sus políticas a la diversificación económica (pretenden bajar la dependencia al turismo —Guerrero— y al petróleo —Tabasco—) y a la obra pública.
En el otro extremo, 20 entidades mostraron menor generación de empleo formal durante el 2019, respecto al 2018; sobresalió que todos fueron descensos de doble dígito (cuatro tuvieron pérdida de trabajos).
La disminución más pronunciada fue para Tamaulipas, con una variación negativa de 94.1%, pasando de 26,649 nuevas plazas en el 2018 a sólo 1,582 puestos labores un año después.
Le siguieron Hidalgo (-91.5%, de 8,869 a 750), Baja California Sur (-80.2%, de 11,824 a 2,336) y Baja California (-70.3%, de 46,469 a 13,824).
“En Tamaulipas, la caída en la generación de empleos se dio tras los malos resultados de la industria nacional, además de que los niveles de violencia han modificado la confianza empresarial; por ende, las inversiones se han trasladado a otras zonas del país, limitando la puesta en marcha de nuevos proyectos en la entidad”, indicó Héctor Magaña